La calle Elcano desemboca en la Plaza Euskadi con un edificio
singular por la fuerte personalidad de su torre en esquina. G. Cárdenas y A.
Tellería (1948) disponen un escenario digno de Felipe II y de sus oficinas
centrales del Escorial.
Un chaflán, un ático o un simple juego de luz pueden suscitar una emoción estética. La suerte de una ciudad es cuando el tiempo y el azar la pueblan de edificios asombrosos capaces de provocar esos sentimientos. Bilbao es una de esas afortunadas.
miércoles, 11 de julio de 2012
Edificio en Plaza Euskadi, la mirada estupefacta
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