domingo, 2 de septiembre de 2012

Hotel Domine, espejito, espejito, dime…


No sabemos si el espejo que Javier Mariscal e Iñaki Aurrekoetxea han colgado de la fachada del Hotel Domine (2000) alberga aviesas intenciones. Dudamos si busca vivir de la gloria reflejada del entorno, del Guggenheim mayormente, o si solo quiere tentar el ego descomunal del museo a una nueva reafirmación de su hermosura.

 Aún así, a diferencia de la pérfida reina del cuento de Blancanieves, la belleza del Domine está en su interior, por lo menos para los fans de Mariscal y para los que puedan hacer del hotel un hogar aunque solo sea por unas horas. Los demás nos resignaremos a ver el mundo en sus espejos exteriores.

 Y una tarde de cielo turbio, el Guggenheim repetirá la pregunta ante el espejo y este, malvado, le responderá que ya no, que Puppy es el más bello.

 
FIN

 
Hotel Domine
Alameda de Mazarredo 63

viernes, 31 de agosto de 2012

Hotel Meliá, orden y limpieza


Un poeta confesó, tal vez fue Robert Frost, que cuando se sentaba a jugar con las palabras siempre salía algo. Los arquitectos Legorreta, Aurtenechea e Iriondo han rebuscado también en su vieja caja de figuritas geométricas y colores y se han puesto a trastear con los cuadrados y los ocres. El feliz resultado es un pulcro edificio con algún regusto postmoderno.

 Algunos árboles genealógicos lo emparentan improbablemente con la obra escultural de Eduardo Chillida, más propensa a torcer y horadar la piedra y el metal que a las estrictas formaciones de cuadriláteros que ordenan las fachadas del Meliá.

La disciplinada disposición de las ventanas, como un pequeño ejército napoleónico, es una invitación al orden y la limpieza. Porque, después de todo, ¿Qué más se puede pedir a un hotel?

 

Hotel Meliá (Antiguo Sheraton)
Lehendakari Leizaola 29

Foto: wikipedia

martes, 28 de agosto de 2012

Jardines de Albia, parques para después de una crisis


Algunos, a diario, se pasean por los alrededores de la Gran Vía, indiferentes al encanto de los Jardines de Albia. Hacen mal. Bilbao, esta ciudad donde la arquitectura se escribe con los rigurosos renglones del racionalismo o con la poesía embarullada del eclecticismo, nos sorprende a menudo con unas líneas bucólicas y mansas como las trazadas por Pedro Ispizua (1944) para este recoleto parque urbano.

 Nos adentramos unos metros y nos envuelve un silencio cimbreante de ramas y color. La caligrafía romántica y versátil de Ispizua consigue otra vez jugar con nuestros sentimientos y después de hurgar en la sentina de nuestro ser, extrae al menos un poco de paz.

 Media hora en estos jardines bastan para hacernos pensar que un futuro mejor todavía es posible.
Foto: wikipedia

domingo, 26 de agosto de 2012

Oficinas Sota Aznar, Compañía de las Indias Orientales


En las industriosas calles de Londres abundan edificios de oficinas como este de Frederik Lindus Forge (1916) que comparte con muchos de ellos el conservadurismo del estilo.

 El estancamiento mercantil del último tramo del imperio británico se refleja en oficinas como estas de Sota Aznar. El clasicismo firme y apretado de las fachadas juega a ocultar un posible laberinto interior de largos pasillos e intrincados negociados. A principios del siglo XX solo la gran banca utiliza ya esta estética cuando apuesta, perdón, invierte en una imagen más tradicional que dinámica.

 La ampliación de Manuel María de Smith de 1926 es continuista como no podía ser de otro modo. Así, la complacencia inmovilista de este gran edificio comercial ayuda a fijar el final de una época de esplendor y es una pena porque es un hermoso edificio pero que transmitió un mensaje equivocado para un momento histórico que necesitaba energía y transformación.

 

Oficinas Sota Aznar
Alameda de Mazarredo esq. Ibáñez de Bilbao

 

lunes, 20 de agosto de 2012

Casas de los Americanos, historia de una escalera


El racionalismo tardío y fronterizo que Le Corbusier pontificó en su Unité d'Habitation de Marsella (1952) y que algunos califican como estilo brutalista es la coartada empleada por Basánez, Argárate y Larrea en sus Casas de los Americanos (1964). Este trío, como unos Crosby, Stills and Nash de la arquitectura bilbaína, manejan con soltura la geometría íntima del cemento y el color en este efectivo ejercicio de composición.

 La poderosa escalera exterior termina dando sentido a la fachada y gana su derecho a figurar en la pequeña historia del arte moderno de la ciudad. Su monumentalidad permitiría apartarla del edificio y convertirla en una escultura singular, como un obelisco al final de una gran avenida.

Tal vez algún día podría trasladarse esta escalera al Guggenheim, y de paso, meterle un poco de caña y pimienta al museo.


Casas de los Americanos
Calle Islas Canarias, Sarriko

sábado, 18 de agosto de 2012

Arco de Mallona, Larra, Espronceda, Bécquer


En las entrañas del Casco Viejo, en la acrisolada plaza de Don Miguel de Unamuno, comienza una subida en dos sabores hacia el Parque Etxebarría. Podemos elegir las escaleras de Mallona o una suerte de canal veneciano que corre paralelo, seco y en cuesta.

La ascensión finaliza frente al Arco de Juan Bautista Belaunzarán (1828) y frente al paraje más romántico que hoy nos ofrece la ciudad. El romanticismo de este fragmento de antiguo camposanto no es el de las palabras susurradas entre enamorados sino el del romanticismo dandi, gótico y rebelde de las literaturas de principios del siglo XIX.

 Una noche de luna, unos jirones de niebla o un aullido imaginado pueden convertir a este portalón en el escenario de un duelo, de un suicidio por amor o de un acto desgarrado y simbólico perpetrado por alguno de aquellos caballeros con la mano en el pecho.

martes, 14 de agosto de 2012

Ayuntamiento de Bilbao, el baúl de la bisabuela


Los devaneos artísticos de finales del siglo XIX suelen buscar sus motivos en el fondo de armario de la historia. A casi todo lo que se encuentra revolviendo entre los siglos se le presume algún valor, y se confía que la sola acumulación de referencias historicistas sirva para dar un poco de garbo al resultado.

 Los recuerdos que nos dejaron nuestras bisabuelas comparten mucho de ese gusto un poco chirriante y cañí. El baúl que nos ha dado en herencia Joaquín de Rucoba en forma de ayuntamiento (1892), como no podía ser de otro modo para un hombre de su tiempo,  es una estampa de aquella forma de hacer arquitectura.

 El exterior de este gran cofre está profusamente decorado con ideas antiguas y figuritas de naipe. Tal vez la bisabuela tejió también un gigantesco tapetito de ganchillo para guardar del polvo a nuestro venerable ayuntamiento.


Foto: wikipedia