miércoles, 4 de julio de 2012

Edificio ArtKlass, la voladura controlada de Aristóteles


Una de las máximas más aprovechables de Aristóteles nos recuerda que la virtud está en el término medio. Robert Krier, con su edificio ArtKlass (2011), ha hecho saltar por los aires el consejo del filósofo y ha emprendido un viaje sin retorno hacia los extremos.

 El lenguaje postmoderno es el vehículo elegido por Krier para explorar las orillas del clasicismo y del buen gusto. La acumulación de estilos o referencias en sus caleidoscópicas fachazas, así como la paleta de tonos pastel empleada,  nos recuerdan lo mejor, y tal vez algo de lo peor también, de la arquitectura loca y feliz de los años ochenta.

 La elegancia no siempre es la mejor mano en el juego de la arquitectura. A veces necesitamos el contrate con lo familiar que nos rodea, o la desfachatez, o la alegría y el color, o simplemente un toque de mal gusto para variar. Robert Krier lo combina todo, no olvidando incluso las torres en esquina tan queridas en esta ciudad. Puede que con la juguetona intención de quitarnos el muermo a los bilbaínos.

 La vibración que produce este edificio petulante y descarado a la Plaza Euskadi es indudable. Quizá el paso de tiempo nos devuelva al término medio proporcionando la necesaria patina de respetabilidad.


Edificio Artklass
Plaza Euskadi

Foto: wikipedia