domingo, 2 de septiembre de 2012

Hotel Domine, espejito, espejito, dime…


No sabemos si el espejo que Javier Mariscal e Iñaki Aurrekoetxea han colgado de la fachada del Hotel Domine (2000) alberga aviesas intenciones. Dudamos si busca vivir de la gloria reflejada del entorno, del Guggenheim mayormente, o si solo quiere tentar el ego descomunal del museo a una nueva reafirmación de su hermosura.

 Aún así, a diferencia de la pérfida reina del cuento de Blancanieves, la belleza del Domine está en su interior, por lo menos para los fans de Mariscal y para los que puedan hacer del hotel un hogar aunque solo sea por unas horas. Los demás nos resignaremos a ver el mundo en sus espejos exteriores.

 Y una tarde de cielo turbio, el Guggenheim repetirá la pregunta ante el espejo y este, malvado, le responderá que ya no, que Puppy es el más bello.

 
FIN

 
Hotel Domine
Alameda de Mazarredo 63

viernes, 31 de agosto de 2012

Hotel Meliá, orden y limpieza


Un poeta confesó, tal vez fue Robert Frost, que cuando se sentaba a jugar con las palabras siempre salía algo. Los arquitectos Legorreta, Aurtenechea e Iriondo han rebuscado también en su vieja caja de figuritas geométricas y colores y se han puesto a trastear con los cuadrados y los ocres. El feliz resultado es un pulcro edificio con algún regusto postmoderno.

 Algunos árboles genealógicos lo emparentan improbablemente con la obra escultural de Eduardo Chillida, más propensa a torcer y horadar la piedra y el metal que a las estrictas formaciones de cuadriláteros que ordenan las fachadas del Meliá.

La disciplinada disposición de las ventanas, como un pequeño ejército napoleónico, es una invitación al orden y la limpieza. Porque, después de todo, ¿Qué más se puede pedir a un hotel?

 

Hotel Meliá (Antiguo Sheraton)
Lehendakari Leizaola 29

Foto: wikipedia

martes, 28 de agosto de 2012

Jardines de Albia, parques para después de una crisis


Algunos, a diario, se pasean por los alrededores de la Gran Vía, indiferentes al encanto de los Jardines de Albia. Hacen mal. Bilbao, esta ciudad donde la arquitectura se escribe con los rigurosos renglones del racionalismo o con la poesía embarullada del eclecticismo, nos sorprende a menudo con unas líneas bucólicas y mansas como las trazadas por Pedro Ispizua (1944) para este recoleto parque urbano.

 Nos adentramos unos metros y nos envuelve un silencio cimbreante de ramas y color. La caligrafía romántica y versátil de Ispizua consigue otra vez jugar con nuestros sentimientos y después de hurgar en la sentina de nuestro ser, extrae al menos un poco de paz.

 Media hora en estos jardines bastan para hacernos pensar que un futuro mejor todavía es posible.
Foto: wikipedia

domingo, 26 de agosto de 2012

Oficinas Sota Aznar, Compañía de las Indias Orientales


En las industriosas calles de Londres abundan edificios de oficinas como este de Frederik Lindus Forge (1916) que comparte con muchos de ellos el conservadurismo del estilo.

 El estancamiento mercantil del último tramo del imperio británico se refleja en oficinas como estas de Sota Aznar. El clasicismo firme y apretado de las fachadas juega a ocultar un posible laberinto interior de largos pasillos e intrincados negociados. A principios del siglo XX solo la gran banca utiliza ya esta estética cuando apuesta, perdón, invierte en una imagen más tradicional que dinámica.

 La ampliación de Manuel María de Smith de 1926 es continuista como no podía ser de otro modo. Así, la complacencia inmovilista de este gran edificio comercial ayuda a fijar el final de una época de esplendor y es una pena porque es un hermoso edificio pero que transmitió un mensaje equivocado para un momento histórico que necesitaba energía y transformación.

 

Oficinas Sota Aznar
Alameda de Mazarredo esq. Ibáñez de Bilbao

 

lunes, 20 de agosto de 2012

Casas de los Americanos, historia de una escalera


El racionalismo tardío y fronterizo que Le Corbusier pontificó en su Unité d'Habitation de Marsella (1952) y que algunos califican como estilo brutalista es la coartada empleada por Basánez, Argárate y Larrea en sus Casas de los Americanos (1964). Este trío, como unos Crosby, Stills and Nash de la arquitectura bilbaína, manejan con soltura la geometría íntima del cemento y el color en este efectivo ejercicio de composición.

 La poderosa escalera exterior termina dando sentido a la fachada y gana su derecho a figurar en la pequeña historia del arte moderno de la ciudad. Su monumentalidad permitiría apartarla del edificio y convertirla en una escultura singular, como un obelisco al final de una gran avenida.

Tal vez algún día podría trasladarse esta escalera al Guggenheim, y de paso, meterle un poco de caña y pimienta al museo.


Casas de los Americanos
Calle Islas Canarias, Sarriko

sábado, 18 de agosto de 2012

Arco de Mallona, Larra, Espronceda, Bécquer


En las entrañas del Casco Viejo, en la acrisolada plaza de Don Miguel de Unamuno, comienza una subida en dos sabores hacia el Parque Etxebarría. Podemos elegir las escaleras de Mallona o una suerte de canal veneciano que corre paralelo, seco y en cuesta.

La ascensión finaliza frente al Arco de Juan Bautista Belaunzarán (1828) y frente al paraje más romántico que hoy nos ofrece la ciudad. El romanticismo de este fragmento de antiguo camposanto no es el de las palabras susurradas entre enamorados sino el del romanticismo dandi, gótico y rebelde de las literaturas de principios del siglo XIX.

 Una noche de luna, unos jirones de niebla o un aullido imaginado pueden convertir a este portalón en el escenario de un duelo, de un suicidio por amor o de un acto desgarrado y simbólico perpetrado por alguno de aquellos caballeros con la mano en el pecho.

martes, 14 de agosto de 2012

Ayuntamiento de Bilbao, el baúl de la bisabuela


Los devaneos artísticos de finales del siglo XIX suelen buscar sus motivos en el fondo de armario de la historia. A casi todo lo que se encuentra revolviendo entre los siglos se le presume algún valor, y se confía que la sola acumulación de referencias historicistas sirva para dar un poco de garbo al resultado.

 Los recuerdos que nos dejaron nuestras bisabuelas comparten mucho de ese gusto un poco chirriante y cañí. El baúl que nos ha dado en herencia Joaquín de Rucoba en forma de ayuntamiento (1892), como no podía ser de otro modo para un hombre de su tiempo,  es una estampa de aquella forma de hacer arquitectura.

 El exterior de este gran cofre está profusamente decorado con ideas antiguas y figuritas de naipe. Tal vez la bisabuela tejió también un gigantesco tapetito de ganchillo para guardar del polvo a nuestro venerable ayuntamiento.


Foto: wikipedia

sábado, 11 de agosto de 2012

Edificio de viviendas en Gran Vía, torres de gimnasio


Al final de la Gran Vía, cuando esta empieza a perder su nombre, se levanta este opulento edificio de Pedro Ispizua (1943). De un clasicismo cimarrón y resabiado, resalta por la magnificencia de sus torres en esquina.

 Ispizua, después de dibujar con trazos rápidos y precisos unas torres elegantes y galanas, como es la norma en tantos edificios del ensanche, debió cambiar de idea y sometió a sus criaturas a un tratamiento intensivo de esteroides. El resultado de los experimentos del doctor Ispizua son unos masivos bastiones en esquina que le dan su personalidad original y encanto a esta obra que adorna la Gran Vía.

 La levadura que ha levantado estas torres era el secreto mejor guardado de nuestro buen doctor.



Edificio de viviendas
Gran Vía 68


jueves, 9 de agosto de 2012

Puente de La Salve, juegos infantiles


La magia de este puente está en que nunca hubiéramos sospechado lo que puede encerrar un bote de pintura y unos cuantos recortes de chapa.

 En 1972, el ingeniero Juan Batanero creó lo que, desafíos de ingeniería aparte, no era más que un pontón para superar un obstáculo natural y una secuela de la desgana y desesperación de una ciudad de los setenta en la etapa final de su gloriosa historia industrial.

 Pasado el tiempo, y a fuerza de enérgicos brochazos, el artista Daniel Buren volvió  a soñar en el 2006 lo que debería ser un gran puente en una ciudad como Bilbao junto a un museo como el Guggenheim. Como todo se estaba inventando de nuevo entonces, imaginó que jugaba como un niño con unas regletas de madera a escala natural. Prismas y cilindros, cubos y sobre todo esos maravillosos arcos de color rojo que hoy dan el carácter lúdico a la zona.

 Por suerte para Bilbao, Daniel Buren eligió las regletas de colores y no una consola.



Foto: wikipedia


martes, 7 de agosto de 2012

Edificio Sota, Casa Usher


En algunas culturas primitivas, ciertos objetos se consideran dotados de alma y son temidos o venerados según la ocasión. Ese animismo antiguo abunda en la literatura de horror anglosajona y los edificios con atmósferas turbadoras o directamente maléficas aparecen desde la época de esplendor del relato gótico.

 Manuel María de Smith nos ha legado una obra monumental de estilos dispares, pero cuando incide en el medievalismo o en el historicismo inglés, el resultado muestra con frecuencia la desazón morbosa y solapada de los cuentos de fantasmas de Henry James.

 El Edificio Sota de Gran Vía (1919) participa de este juego de alusiones preternaturales, más con el talante suave de una narración de Nathaniel Hawthorne que con el sombrío horror de Poe o de Chesterton, que nos habla de una torre cuya sola arquitectura era malvada. Pero, naturalmente, Smith le da su propia vuelta de tuerca al asunto.

 El estilo que emplea para crearnos un estado de desasosiego no es el inglés, ni tampoco el gótico, mucho más perezoso si se cae en el recurso fácil de las gárgolas siniestras. Por el contrario, emplea un regionalismo de apariencia inofensiva, concretamente el montañés, y lo retuerce volviéndolo barroco y combinándolo con la propia presencia masiva y abrumadora del edificio.

 Las torres y los inmensos pináculos sustituyen también con eficacia a otros elementos arquitectónicos más clásicos en este género de arquitectura para no dormir.



Edificio Sota
Gran Vía 45

domingo, 5 de agosto de 2012

Sede del Departamento de Sanidad, diagnóstico incierto


Lo que le pasa a este edificio es que no sabemos lo que le pasa. La fachada atormentada de la nueva sede del Departamento de Sanidad de Juan Coll-Barreu (2008) no ofrece indicios claros del origen de sus males.

 La hinchazón de los paramentos preludia un severo problema de gases aunque los bultos y abscesos de sus superficies acristaladas bien podrían tener otras causas.

 La tensión acumulada en las costuras del edificio es casi dolorosa de contemplar y más de un  paseante compasivo sería partidario de una punción en la piel de cristal para aliviar la presión interna.

 La presencia del Departamento de Salud en su interior contribuirá sin duda a la resolución satisfactoria de este caso singular.



Sede del Departamento de Sanidad
Licenciado Poza esquina Alameda de Rekalde

sábado, 4 de agosto de 2012

Edificio de viviendas en Gran Vía, final de una era


Los magníficos ejemplos de arquitectura alto burguesa de principios de siglo que jalonan la Gran Vía, tienen su epílogo en este edificio en esquina de Angel Líbano. Se termina en 1927, cuando en la gran fiesta de la economía bilbaína empezaban a mermar las reservas de champagne.

 La distorsión de la realidad en este suntuoso ejemplar de viviendas de lujo es notable. La afortunada petulancia de sus clientes, permite a Líbano abandonarse al lirismo y al fetichismo de columnas largas en esta ensoñación de cuento de princesas.

 Las molduras y sobre todo la torre en esquina rematada por un gran chapitel precisan este cuento centroeuropeo, donde solo falta el fru fru de la seda de una cenicienta lista para el baile.

 El tiempo corre y en 1929, tras las campanadas de Wall Street, la carroza volvió a ser otra vez calabaza.


Edificio de viviendas
Gran Vía 42-44


jueves, 2 de agosto de 2012

Puente e Iglesia de San Antón, gracias FQ

 

Érase un puente a una iglesia pegado,
érase una iglesia superlativa,
érase una iglesia gótica y festiva,
érase un lugar de culto muy bragado.
 
Era un recinto bien cuadriculado,
érase una torre pensativa,
érase muy barroca por arriba,
era del Iturburu más adornado.
 
Érase un pórtico y una escalera,
érase de un estilo exquisito, 
la gran maravilla de Bilbao era.
 
Érase un catolicismo infinito,
muchísima iglesia tan altanera
que en la faz de Bilbao fuera delito.
 

miércoles, 1 de agosto de 2012

Vidriera de la Estación de Abando, declaración de intenciones


La grandeza intuida nos empuja a plasmar las pautas del futuro o del pasado. Así lo hizo en una humilde cuartilla Ciudadano de Kane, de la mano de Orson Welles, cuando fundó su exitoso periódico. Así lo han hecho también muchos pueblos cuando, seguros de su destino, han declarado aspiraciones, principios o intenciones.

 La enorme vidriera de Jesús Arrecubieta (1948) en la Estación de Abando cumple ese propósito. En ella está todo lo que ha sido Bilbao y lo que puede o tal vez debe ser.

 Como con todas las declaraciones más o menos grandilocuentes, cabe el juego de las correlaciones. Así unas han sido realizadas en materiales inmutables como las atronadoras declamaciones en piedra del Faraón Ramsés y otras en frágil pergamino, como la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, cuando eran un pueblo que solo aspiraba a la felicidad.

 Una de las muchas ironías de la historia es que las declaraciones vertidas en  los materiales más delicados parecen haber aportado los cimientos más sólidos a sus patrones. Después de todo, ¿Qué hay más frágil que el cristal?

lunes, 30 de julio de 2012

Biblioteca Foral, cultura al desnudo


En el 2007, el equipo de arquitectos de IMB terminan la remodelación de la biblioteca foral, obra original de Juan Carlos Guerra (1924). Y con una idea simple pero genial consiguen algo más que un cambio infinitesimal en el paisaje de Bilbao y en la historia de la arquitectura de la ciudad.

 La gente de IMB ha desmantelado el concepto de biblioteca como contenedor de libros y dando la vuelta al edificio como a un calcetín, han terminando exponiendo su interior a la luz del día y a la curiosidad de los peatones.

 Abrir las ventanas y que circule el aire es el mejor estímulo que se puede dar a la cultura. La visión de los lomos multicolores de los libros puede conseguir ese efecto haciendo que les perdamos el miedo pero no el respeto.

Solo cabe preguntarse por el sentido de las frases que arañan las cristaleras. Tal vez su ausencia hubiera conseguido un efecto más transparente y quizá más efectivo.


sábado, 28 de julio de 2012

Biblioteca Municipal, brandy, cigarros y libros viejos


El estilo ecléctico, o sea la falta de estilo, es el camino expresivo elegido por Severino Achúcarro para este edificio del Casco Viejo (1890).

Este antiguo casino reconvertido en biblioteca arranca con la clásica base almohadillada y termina con un tejado en mansarda que aporta el toque chic afrancesado casi inevitable en los edificios fin de siècle.

 La densa y pesada orfebrería de la fachada alude al aire enrarecido por el humo y los vapores del brandy de los alegres calaveras que frecuentaban el casino hace más de cien años. Un ambiente apenas más respirable que el de los polvorientos mamotretos que hoy comban sus estanterías.



Biblioteca Municipal
Bidebarrieta 4

jueves, 26 de julio de 2012

Centro Comercial Zubiarte, Fast Food


Las prisas, en la comida como en la arquitectura, nos abocan a la indigestión. Los que han gozado del transito insolente y desvergonzado de Robert Stern por los ochenta y noventa, pueden verse sorprendidos por la flojedad de su Centro Comercial en Abandoibarra (2000).


El movimiento postmoderno en el que se desenvuelve Stern, se muestra más eficaz cuando elige un tema, ya sea el color, la forma o un instante de la historia de la arquitectura, y juega con él hasta agotarlo.  La laxitud de Stern o tal vez las prisas le han impedido decidirse con claridad cuando ha tenido que seleccionar su tema en un buffet de 5.000 años de arquitectura.


La falta de disciplina y el recuerdo de cosas que le han funcionado en el pasado, posiblemente le han ido sumando ingredientes a un plato que ha terminado por ser una receta segura para el empacho.


Y a última hora, tal vez con una taza de café en la mano y preparado para su vuelo de regreso a Yale, Stern pudo decidir que un tejadillo sobre la entrada podría ser una buena idea. Un grácil esbozo sobre una servilleta de papel vislumbró el resultado final.


Frente al Fast Food, a veces el menú tradicional de dos platos y postre suele ser la mejor opción.


Centro Comercial Zubiarte
Abandoibarra

martes, 24 de julio de 2012

Kiosko del Arenal, Ispizua enamorado


El versátil Pedro Ispizua parece abandonar momentáneamente su racionalismo cool y sus elegantes aderezos Art Deco para adentrarse en los rincones más soñadores de un tardío Art Nouveau.

 El Kiosko del Arenal (1923) nos muestra un arquitecto más retozón o tal vez más humano. Nunca sabremos de donde viene la inspiración que da un color inusual a esta obra de Ispizua.

 Nunca sabremos si nace de un romántico viaje a París, de un lánguido paseo por el Campo Volantín o quizás, de dos tazas de café y un inesperado roce de manos.


domingo, 22 de julio de 2012

La ria de Bilbao


La relación azarosa entre la historia y los ríos ha sido la de los pueblos con unos obstáculos naturales que han servido a menudo de frontera, separación no siempre de mutuo acuerdo, cisma y diferencia, barrera y tal vez muralla defensiva.

 La ria de Bilbao nunca ha entrado en ese juego, por fortuna puede que solo sea la grapa que une e hilvana los recuerdos deslavazados de los bilbaínos.

jueves, 19 de julio de 2012

Edificio de oficinas en Diputación, eslóganes en piedra


Rafael Fontán se emplea a fondo en este sugestivo edificio de 1947 con un racionalismo épico y resuelto. Más allá del los reposados  patrones del género de la Bauhaus, opta por una solución dinámica con las agresivas ventanas en esquina. La relación con la arquitectura local se establece a través del revestimiento ocre de arenisca, que tiñe el resultado final de un casticismo inesperado.

 La torre en esquina destaca especialmente en una ciudad donde la competencia entre sus otras torres por el primer premio es feroz. Los potentes relieves Art Deco que la culminan son casi una invitación a la acción que junto a la energía general del edificio, resultan en una llamada al trabajo, al esfuerzo y a la productividad.

 Como en algunas ideologías de los años cuarenta, el trabajo tiene su premio, en este caso, en ese paraíso laico que se asienta en el templete de la azotea.


martes, 17 de julio de 2012

Biblioteca de la Universidad de Deusto, arquitectura cyberpunk


Las bibliotecas, aparte de los lugares de pesadilla que imaginaron Borges o Eco, son anodinos contenedores de información. Hoy, cuando el papel deja paso a los bytes y a las redes de datos, los edificios que albergaban polvorientos volúmenes  comienzan a ser  un recuerdo de otros tiempos. El cyberpunk define estos nuevos mundos desbordantes de información, cibernética y hackers melancólicos.


La Universidad de Deusto ha elegido con increíble criterio al arquitecto idóneo para sintetizar lo que debe ser una biblioteca del siglo XXI y siguientes.


Rafael Moneo (2009), desde su legendario Museo de Arte Romano de Mérida, es especialista es depurar ideas, sintetizarlas una y otra vez a través de los alambiques de su imaginación o de su trabajo y llegar a resultados cuya pureza y simplicidad pueden hacer olvidar todo el empeño que hay detrás.


La biblioteca de Moneo tiene la apariencia de un objeto electrónico lustroso, pesado y caro. La textura del pavés, las esquinas redondeadas o la ausencia de basamento le dan el aspecto de un disco duro inmenso, de un dispositivo inteligente o extremadamente inteligente en este caso, capaz de albergar millones de terabytes de información. Los cortes acristalados en las fachadas nos impiden olvidar que estamos ante un edificio y no ante  un aparato electrónico, aún así, difícilmente podremos resistir la tentación de pasar la manos por sus superficies pulimentadas y desplazar unos cuantos iconos imaginarios.


Tras rodear la biblioteca, podemos sentirnos desconcertados al no encontrar su conexión USB.


Biblioteca de la Universidad de Deusto
Avenida Ramón Rubial 1


Foto: wikipedia




domingo, 15 de julio de 2012

Facultad de C. Económicas y Empresariales de Sarriko, la liga de la hiedra


La facultad de Sarriko, o mejor su alumnado, tienen la fortuna de estar situados en un auténtico campus. El edificio donde se imparten lecciones de presunta sabiduría económica se encuentra rodeado de un parque muy grato para el paseo y extrañamente solitario para estar dentro de una ciudad.


Con este excelente material, Jesús Basterrechea (1962) ha querido recrear, sino la calidad de los centros, si el ambiente arquitectónico de las exclusivas universidades norteamericanas de la costa este.


Los tonos naturales del parque, cambiantes de los mil tonos del ocre al verde intenso según avanza el curso, combinan milagrosamente con el sosiego del ladrillo y las luminosas cristaleras. El empleo de algunos de los preceptos más saludables de la arquitectura orgánica americana empleados por Basterrechea crean la apariencia, tal vez solo por unos instantes, de que nos encontramos en un campus de la Ivy League.


El aire beatífico y apacible que exhala el conjunto contrasta desgraciadamente con la penosa ironía de un centro del saber que ha convertido sus manuales de macroeconomía en armas de destrucción masiva.


Facultad de Sarriko
Avenida Lendakari Aguirre 83

miércoles, 11 de julio de 2012

Edificio en Plaza Euskadi, la mirada estupefacta


La calle Elcano desemboca en la Plaza Euskadi con un edificio singular por la fuerte personalidad de su torre en esquina. G. Cárdenas y A. Tellería (1948) disponen un escenario digno de Felipe II y de sus oficinas centrales del Escorial.

 El tejado pizarroso y las antenas gemelas evocan la visión de un rey de luto perpetuo, gesto adusto y gorra ladeada, contemplando sus dominios como lo haría desde su ventana en el apartamento real del Escorial.

 Hace veinte años, el paisaje que se extendía bajo la torre de este edificio era un yermo industrial, una decadencia que hubiera requerido de un Quevedo a su lado para apostillarla.

 Hoy todo ha cambiado, y si Felipe II viera lo que ha sucedido en la Plaza Euskadi, se decantaría por algún autor de ciencia ficción. Siempre le recomendaríamos a Philip K. Dick.

lunes, 9 de julio de 2012

Edificio en Plaza Euskadi, belleza encriptada


Cuando deseamos proteger algo valioso, una alternativa es el enmascaramiento. La información o el acceso a ella, pueden convertirse en inaccesibles con el empleo de la criptografía, que convierte la luz en oscuridad mediante el empleo de algoritmos matemáticos.

El edificio de Carlos Ferrater (2011) en la Plaza Euskadi insinúa un proceso de este tipo. La ocultación de las ventanas ofrece un aspecto aleatorio que lo torna en inescrutable.

 Carlos Ferrater parece haber renunciado a una de las herramientas básicas del arte, la creación de expectativas, tan útil en la literatura y la música clásica, y donde el autor nos hace preveer siempre el próximo paso, para luego confirmar lo que prevemos o para jugar con nosotros tomando un nuevo rumbo sorprendente.

 Este turbador edifico rompe las expectativas al no ofrecernos de inmediato algo tan fundamental como las ventanas. Algún día daremos con su clave y este se mostrará en todo su esplendor.

viernes, 6 de julio de 2012

Palacio Euskalduna, metamorfosis


El Palacio Euskalduna, tras un sueño intranquilo, se despertó convertido en un monstruoso insecto. Como en un cuento de horror y ternura, un centro de música y congresos ha amanecido a la orilla del Nervión mutado en una suerte de gigantesco caracol. Unas pequeñas patitas soportan la cabeza del animal, lo que antes eran las oficinas, y el cuerpo se ha tornado en un inmenso caparazón metálico y oxidado.

 Federico Soriano y Dolores Palacios (1999) han ensayado alegorías navales que han tomado vida propia. El tono rojo del exterior del auditorio ha contaminado la metáfora original formando la poderosa imagen de una concha grandiosa. El contraste con el pequeño edificio de oficinas, soportado por una pequeña columnata, aporta la vitalidad requerida al conjunto.

 Algún día, en un amanecer como cualquier otro, Bilbao se despertará con un fragor estridente. El chirriante rugido no será el de una gran diva calentando las cuerdas vocales en el Palacio Euskalduna. Será el mismo Palacio que, arrastrándose lentamente, habrá decidido ver mundo.

miércoles, 4 de julio de 2012

Edificio ArtKlass, la voladura controlada de Aristóteles


Una de las máximas más aprovechables de Aristóteles nos recuerda que la virtud está en el término medio. Robert Krier, con su edificio ArtKlass (2011), ha hecho saltar por los aires el consejo del filósofo y ha emprendido un viaje sin retorno hacia los extremos.

 El lenguaje postmoderno es el vehículo elegido por Krier para explorar las orillas del clasicismo y del buen gusto. La acumulación de estilos o referencias en sus caleidoscópicas fachazas, así como la paleta de tonos pastel empleada,  nos recuerdan lo mejor, y tal vez algo de lo peor también, de la arquitectura loca y feliz de los años ochenta.

 La elegancia no siempre es la mejor mano en el juego de la arquitectura. A veces necesitamos el contrate con lo familiar que nos rodea, o la desfachatez, o la alegría y el color, o simplemente un toque de mal gusto para variar. Robert Krier lo combina todo, no olvidando incluso las torres en esquina tan queridas en esta ciudad. Puede que con la juguetona intención de quitarnos el muermo a los bilbaínos.

 La vibración que produce este edificio petulante y descarado a la Plaza Euskadi es indudable. Quizá el paso de tiempo nos devuelva al término medio proporcionando la necesaria patina de respetabilidad.


Edificio Artklass
Plaza Euskadi

Foto: wikipedia

lunes, 2 de julio de 2012

Museo Guggenheim; Schopenhauer, Hegel y el azar


Arthur Schopenhauer, el malicioso autor de libros de autoayuda del s. XIX, dijo una vez sobre Hegel, con más resentimiento que rigor, que este se limitaba a escribir páginas y dejaba a los demás la labor de encontrarles algún sentido.

 El Museo Guggenheim de Frank Gehry (1997) es también una obra en busca de un sentido. El que cada uno sea capaz de encontrarle. Gehry desarrolló el proyecto a partir de una maqueta, una escultura en miniatura donde la forma aplica su tiranía sobre la función. La obra se termina con una sensación de casualidad, de azar, donde el resultado es el que es, pero podía haber sido otro completamente diferente.

 Aún así, en el desenlace final, la funcionalidad consigue hacerse un hueco; las obras de arte, visitantes y empleados logran una protección razonable frente a la lluvia y el sol, durante el invierno puede alcanzarse una temperatura adecuada y tal vez sea posible conseguir una comida decente dentro del Museo.

 También el azar, u otras razones psicológicas más complejas que llevan a los turistas a visitar los museos de arte moderno fuera de sus ciudades, han contribuido a que el Guggenheim haya situado a Bilbao en todas las guías de viajes del mundo. Gracias Mr. Gehry.


Museo Guggenheim
Alameda de Mazarredo


Foto: wikipedia




viernes, 29 de junio de 2012

Sociedad Bilbaína, la memoria de los clubs para caballeros


En la pugna entre París y Londres como prototipos para el Bilbao insolente y pujante de principios del s. XX, el estilo inglés es el vencedor como modelo inapelable de lo que debe ser un perfecto club de caballeros y así lo entendió también Calixto Amann al proyectar la Sociedad Bilbaína (1910).

La rugosidad ecléctica de las fachadas propone texturas y contrastes suficientes para que el club destaque en ambientes neblinosos como los de Londres. La cúpula imperial que remata la esquina bien podría lucir la Union Jack. El edifico ofrece una transición visual sin costuras con la Estación de la Concordia, ambos comparten el mismo espíritu impetuoso y la misma época.

Caballeros, nos vemos en Navarra Street.

Sociedad Bilbaína
Calle Navarra 1