lunes, 19 de septiembre de 2011

Puppy, el perro del Guggenheim, David contra Goliat

Un enorme racimo de flores con forma de perro frente a un museo ultramoderno difícilmente puede ser clasificado como arquitectura. No por lo menos en el sentido tradicional de un espacio interno dentro de un conjunto de paredes. Aunque, según esta concepción cercenada de la arquitectura, tampoco lo serían los obeliscos del antiguo Egipto, y sin embargo, desde hace miles de años son la sal y la pimienta de los paisajes arquitectónicos de Luxor y Karnak.

Así, el Puppy de Jeff Koons (1992), podría ser incluido dentro del gran catálogo de arquitectura moderna que nos ofrece Bilbao. Puppy nació como un apéndice efímero de una obra gigantesca y con su pose serena y textura refrescante, ha mantenido una lucha privada contra el Guggenheim por ganarse la simpatía de bilbaínos y turistas. La piedra que ha arrojado este pequeño David ha sido el encanto, ya que como opinaba Stevenson, sin encanto una obra artística no es nada. Goliat ha sido derrotado y las fugaces flores de este cautivador perrito puede que ya hayan alcanzado gloria eterna.

Y como premio, al Puppy de Jeff Koons siempre le ofrecerá el Guggenheim, sirviéndole de fondo, el más merecido y suntuoso de los marco de hojalata.

Foto: guggenheim-bilbao.es