En la pugna entre París y Londres como prototipos para el
Bilbao insolente y pujante de principios del s. XX, el estilo inglés es el vencedor como
modelo inapelable de lo que debe ser un perfecto club de caballeros y así lo
entendió también Calixto Amann al proyectar la Sociedad Bilbaína
(1910).
La rugosidad ecléctica de las fachadas propone texturas y contrastes suficientes para que el club destaque en ambientes neblinosos como los de Londres. La cúpula imperial que remata la esquina bien podría lucir
Caballeros, nos vemos en Navarra Street.
Sociedad Bilbaína
Calle Navarra 1