domingo, 2 de septiembre de 2012

Hotel Domine, espejito, espejito, dime…


No sabemos si el espejo que Javier Mariscal e Iñaki Aurrekoetxea han colgado de la fachada del Hotel Domine (2000) alberga aviesas intenciones. Dudamos si busca vivir de la gloria reflejada del entorno, del Guggenheim mayormente, o si solo quiere tentar el ego descomunal del museo a una nueva reafirmación de su hermosura.

 Aún así, a diferencia de la pérfida reina del cuento de Blancanieves, la belleza del Domine está en su interior, por lo menos para los fans de Mariscal y para los que puedan hacer del hotel un hogar aunque solo sea por unas horas. Los demás nos resignaremos a ver el mundo en sus espejos exteriores.

 Y una tarde de cielo turbio, el Guggenheim repetirá la pregunta ante el espejo y este, malvado, le responderá que ya no, que Puppy es el más bello.

 
FIN

 
Hotel Domine
Alameda de Mazarredo 63